lunes, 29 de abril de 2013

IGUALDAD =COEDUCACIÓN



Desde una perspectiva histórica podemos observar una primera etapa con una escuela fundamentalmente dirigida a la educación de los niños y la evolución que gradualmente se establece con la educación de las niñas. Un salto importante se produce en la Segunda República cuando entre los principios de la Reforma Educativa se introduce el concepto de Coeducación. La llegada de la Escuela mixta, después del paréntesis que supuso el régimen Franquista con la escuela segregada, representa una segunda etapa de fortalecimiento de los derechos de las mujeres a la educación, pero como han puesto de manifiesto diversos estudios sobre currículo oculto, este hecho no fue suficiente y era necesario avanzar hacia un modelo coeducativo.
En este momento, el desarrollo de los principios de la coeducación con políticas transversales y con acciones positivas, está ocupando una tercera etapa, en la que las leyes educativas y de igualdad, ya han marcado los mínimos necesarios para erradicar la discriminación sexista del espacio educativo y avanzar hacia una educación en igualdad.
A este cambio están contribuyendo las estrategias realizadas tanto por las Instituciones educativas y de igualdad, como las prácticas que se desarrollan a partir de las redes de profesorado, los centros de formación, las Universidades y los sindicatos como FETE UGT. En la evolución de este nuevo paradigma, en el que la coeducación pasa a ser uno de los pilares de la escuela democrática, se establecen nuevos retos que debemos abordar a partir de la experiencia de la comunidad educativa y fijando claramente cual es el modelo de centro educativo que puede responder a una formación en igualdad que prepare a los alumnos y alumnas para hacerse con las riendas de su propia realidad como mujeres y hombres y afrontar como ciudadanos y ciudadanas, la realidad de un mundo en transformación.
Es necesario  transformar los centros educativos en espacios coeducativos y democráticos, que establezcan sus fines, organización, gestión, currículo y proyecto de convivencia desde el reconocimiento de las diversidad, en todas sus posibilidades, con el objetivo de garantizar la igualdad de derechos, así como la plena participación de todos las personas que forman parte de la comunidad educativa. 
Hay que analizar  la relación que existe entre escuela democrática y coeducación. La organización del centro. Los planes de Igualdad. La formación del profesorado. El currículo y la incorporación de una metodología y contenidos basados en el reconocimiento y el respeto entre los sexos.
Los centros educativos democráticos se deben diseñar y organizar desde el concepto de la igualdad. Este el desafío para esta tercera etapa a la que nos enfrentamos en un mundo donde vivimos, pese a los avances, lejos de la igualdad real.

La sentencia del Tribunal Supremo, que rechaza que los colegios que segregan por sexos reciban fondos públicos, ha reabierto la cuestión de si es conveniente o no que niñas y niñas se formen en aulas separadas. Sabemos que siempre ha habido colegios que han separado a niñas y niños, pero el debate que se plantea es si estos colegios, que en su mayoría dependen de instituciones religiosas, deben recibir o no subvenciones del Estado.
El argumento del Tribunal Supremo es que el artículo 84.3 de la Ley Orgánica de Educación (2/2006) “prohíbe expresamente en el régimen de admisión de alumnos la discriminación por razón de sexo”. El ministro de educación, José Ignacio Wert ha dicho que cambiará la ley para que la enseñanza diferenciada por sexos pueda seguir siendo concertada”.
No creo que sea necesario decir que considero que separar a niñas y niños en el aula me parece lo menos adecuado para que unas y otros desarrollen sus capacidades, para que  la igualdad de oportunidades que defendemos sea posible. Defiendo que el modelo que más puede lograr esta igualdad es lacoeducación. Leyendo las noticias que a partir de la sentencia del TS han aparecido en la prensa, veo que se tiende a confundir la educación mixta con la coeducación y considero que es necesario dejar claro que una educación mixta no es por sí misma coeducar
La coeducación es la mejor forma de avanzar en igualdad, pero es importante definir qué entendemos por coeducación.
 Coeducar significa educar a las personas desde la igualdad de valores al margen de que sean niños o niñas. Implica una educación no sexista.
La educación mixta no siempre ha tenido en cuenta estas cuestiones y por ello debemos definir el modelo de educación que queremos para educar en igualdad. Coeducación implica:
  • Utilizar un lenguaje inclusivo que no invisibilice a las niñas.
  • Cuidar que los libros de texto no contengan mensajes sexistas que perpetúen los estereotipos.
  • Preparar al profesorado para que introduzca la igualdad y sea un tema transversal en todas las materias.
  • Favorecer que niñas y niños compartan juegos sin condicionantes de género.
  • Analizar los cuentos, canciones, series, revistas etc., que en función de la edad consumen unas y otros.
  • Hacer un análisis crítico de los medios de comunicación para potenciar un aprendizaje integra 

La forma de escolarización segregada, mayoritaria en el pasado como consecuencia de una concepción diferenciada de los géneros, es decir, de los patrones 
culturales y destinos que debían vivir hombres y mujeres, fue retrocediendo a medida que avanzaba la idea de la igualdad, entendida, primero, como igualdad de derechos y rechazo de las discriminaciones, más tarde como derechos iguales de los diferentes. Quedan en el mundo muchas escuelas sólo de niños o sólo de niñas, sobre todo en los países en los que las mujeres han accedido en menor medida al mundo público, o en el que sólo han accedido a él sectores de 
mujeres de clase alta y media. Es decir, en países que están aun en el trayecto de cambio hacia la consolidación del concepto igualitario entre hombres y mujeres. En los países occidentales se ha impuesto hace tiempo la escuela mixta como escuela mayoritaria. Y ello ha implicado cambios importantísimos en la educación, y ha tenido como consecuencia evidente el gran avance educativo que las mujeres han llevado a cabo en los últimos años
La argumentación que, en el pasado, llevaba a la conclusión de que niños y niñas debían ser educados por separado era simple y totalmente concordante con la concepción social del papel diferenciado de los hombres y las mujeres en la sociedad. Si el destino social de hombres y mujeres es distinto, si ellos deben dedicarse a la vida pública y ellas a la vida privada, su educación, obviamente, no puede ser la misma. La educación estará destinada a desarrollar en los individuos de cada uno de los sexos aquellas características que favorezcan su destino social, y a combatir las que lo entorpezcan.
Básicamente dos tipos de argumentaciones: 
1) Las diferencias en el desarrollo y maduración del cerebro entre niños y niñas, que 
complican, al educarlos conjuntamente, los procesos educativos de unos y otras. 
2) Las diferencias en los comportamientos y actitudes de niños y niñas, que implican un 
elemento negativo –violencia, retraso escolar, falta de estímulos de competición...- 
cuando se produce una educación conjunta. 
¿Cuál es, por tanto, el fondo de esta argumentación? Negada la importancia del entorno 
social en la transmisión de los géneros, apoyarse en diferencias biológicas para postular una educación diferenciada, que aparentemente responde a una necesidad natural. Y seguir propiciando, con ello, la adquisición de géneros, es decir, de modelos culturales y sociales distintos para hombres y para mujeres. 

 Difícilmente una educación segregada: en la sociedad del siglo XXI en la que hombres y mujeres conviven intensamente, y necesitan entenderse, partir de unas 
bases comunes, para no ser desconocidos unos para otras y viceversa, como sucede aun tan a menudo. Si hemos roto por fin el viejo pacto de obediencia de las mujeres, las convivencias deben reposar sobre consensos, y los consensos sólo son posibles entre personas capaces de entenderse mutuamente. De tener códigos en común, algo tan básico en los procesos educativos.

Tras conocer los principios que mueven a ambas formas de escolarización y de educación no puedo más que defender la escuela mixta que tenga  como base  la coeducación .Defendamos la escuela pública y de calidad,en la que niñas y niños puedan salir preparad@s para el mundo que les espera.La segregación por sexos no mejora dicha educación ,evitemos que la "Ley Wert" introduza normas del pasado que ya han sido superadas.

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